El lugar se denomina así posiblemente a partir de Salicetum, con el significado de «Sitio poblado de sauces».
Fue descubierta en el siglo XV por el padre Ajofrín, entonces dueño del predio donde se ubica el asentamiento.
Los hallazgos más importantes de esa época fueron un ara dedicada a las ninfas, pendientes de oro, sepulturas con cadáveres, molduras de mármol y un busto marmóreo de medio cuerpo que figuraba un varón togado.
En 1950 durante la construcción del nuevo barrio pedáneo de Talavera la Nueva en Talavera de la Reina se re-descubren al realizar zanjas nuevos restos arqueológicos. En 1981 se descubre una pila bautismal tardorromana de gran belleza.
La primera campaña de excavación se llevó a cabo en 1982. Se descubrieron muros y un pavimento musivario.
En 1995 se dio un notable avance a los trabajos, una vez comprada parte de la zona por la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha.
Esas tareas, realizadas por la Universidad Autónoma de Madrid, bajo la dirección de la profesora Raquel Castelo Ruano se han venido realizando hasta la actualidad.